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Capitulo 2

viernes, 27 de julio de 2012

 Sonó el timbre (fin de las clases). Lucas y yo salimos por la puerta principal del instituto.
-Bueno ¿tu vas a ir después a la biblioteca?-le pregunto.
-¿Para que?
-Pues para ir estudiando el examen del viernes.
-¿Necesitas que vaya?- pregunta con una mirada picarona.
-Si tu quieres ir…ve, sino, da igual iré yo sola.
-Bueno…
-¿De verdad que me vas a dejar sola?
-No se, si eso después me paso por allí, ¿vale?
-Vaaale.
-Venga ..adios.
-A…dios- no me da tiempo ni a despedirme, cuando me doy cuenta Lucas ya se había ido corriendo.
Estaba dirigiéndome a mi casa y pasando por el parque. Había bastante gente, pero me percaté de una persona que parecía mayor ya que no era muy alto y apenas se le veían los músculos típicos de los chicos jóvenes y tenía una capucha que le tapaba la cabeza y no estaba segura si tenía pantalones o era una tunica negra. Estaba al lado de un árbol alto y robusto pero no estaba apoyado en él. Me estaba mirando fijamente y a pesar de que la gente pasaba por delante de él, él no se inmutaba, ni siquiera parpadeaba, él solo… me miraba.
Me alivie bastante cuando acabe el recorrido del parque, aunque habían sido 4 o 5 minutos el tiempo que ese hombre se me quedo mirando a mi me pareció una eternidad, parecía como si el tiempo se hubiera congelado entre aquel hombre extraño y yo, pero tenia la sensación de que aquel hombre no era cualquiera…
Llegué a mi casa, no mencioné ni una palabra sobre aquel ser extraño a mis padres, comí y arreglé los apuntes para llevármelos a la biblioteca.
Cuando ya tenia todo arreglado cogí mi libreta de dibujo (no es que pinte muy bien pero es con lo que me desahogo, algunas veces) y me puse a pintar aquel ser extraño. La verdad aquello solo parecían manchurrones negros pero eso daba lo mismo, dejé la libreta encima de mi escritorio y me arreglé para ir a la biblioteca. Baje las escaleras, me despedí de mi madre y me fui.
La biblioteca no estaría a más de 15 minutos de mi casa. Llegué a la biblioteca, era bastante grande tenia 4 plantas y cada planta era de una categoría diferente (infantil, juvenil, adulto, y mayores de 50 años), en cada planta había un guardia que se ocupaba de que todo estuviera en orden y de que nadie robase ningún libro. Yo estaba en entre las dos plantas mas altas, adultos y mayores de 50 años que es donde vienen más libros de historias. Había mesas de esas largas en las que se podían sentar 20 en un lado y otros 20 en el otro lado. Había hueco de sobra, así que Lucas cabrá perfectamente, si es que llega a venir.
Había estado estudiando 45 min con mis apuntes ahora tendría que ir a por el libro se llamaba ‘las crónicas del señor de la guerra’, era un libro de clase que estábamos leyendo y cuando lo hemos acabado el profesor nos dijo que tendríamos que estudiar el libro y hacer un examen. Y estoy en ello.
Me dirigí a las estanterías que empezaran por la letra ‘L’ para ver si estaría por allí el libro, empecé a buscar. Ya llevaba un rato, casi 17 minutos. Mientras buscaba, empecé a sentir como una especie de frío que me llegaba hasta lo huesos y que me llenaba de terror, si viviera en un mundo fantasioso lo describiría como ‘aura maligna’, suena un poco loco pero así me sentí. Aquella aura la sentía cada vez mas cerca, cada paso que daba me sentía mas atemorizada. Entonces vi el libro que estaba buscando, lo cojo y de pronto pude ver a ese tipo encapuchado detrás de la estantería, en ese momento descubrí que esa aura provenía de aquel tipo. Del susto que me dio pegué un brinco y tiré el libro al suelo, sonó en toda la planta y puede que en la de abajo también, aquel libro era bastante gordo.
-¡EH!- miré a la persona de quien provenía aquella voz que estaba al final de la librería donde yo estaba.
-¿Si?- dije casi temblando, aún con el susto y el miedo en mis venas.
-Ten cuidado con el libro, es muy antiguo.-dijo y se fue.
Era el policía que vigilaba aquella planta. Mire de nuevo haber si detrás de la estantería seguía aquel hombre encapuchado, pero no. Fui a recoger el libro, cuando volví a enderezarme volví a sentir esa aura, otra vez, ese frío y terror juntos de nuevo en mis huesos, parecía como si estuviese a mi vera pero estaba sola. En ese mismo instante, alguien me pone la mano o lo que fuese en mi hombro, me giré, era…

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