Sonó el timbre (fin
de las clases). Lucas y yo salimos por la puerta principal del instituto.
-Bueno ¿tu vas a ir
después a la biblioteca?-le pregunto.
-¿Para que?
-Pues para ir estudiando
el examen del viernes.
-¿Necesitas que vaya?-
pregunta con una mirada picarona.
-Si tu quieres ir…ve,
sino, da igual iré yo sola.
-Bueno…
-¿De verdad que me vas a
dejar sola?
-No se, si eso después me
paso por allí, ¿vale?
-Vaaale.
-Venga ..adios.
-A…dios- no me da tiempo
ni a despedirme, cuando me doy cuenta Lucas ya se había ido corriendo.
Estaba dirigiéndome a mi
casa y pasando por el parque. Había bastante gente, pero me percaté de una
persona que parecía mayor ya que no era muy alto y apenas se le veían los
músculos típicos de los chicos jóvenes y tenía una capucha que le tapaba la
cabeza y no estaba segura si tenía pantalones o era una tunica negra. Estaba al
lado de un árbol alto y robusto pero no estaba apoyado en él. Me estaba mirando
fijamente y a pesar de que la gente pasaba por delante de él, él no se
inmutaba, ni siquiera parpadeaba, él solo… me miraba.
Me alivie bastante cuando
acabe el recorrido del parque, aunque habían sido 4 o 5 minutos el tiempo que
ese hombre se me quedo mirando a mi me pareció una eternidad, parecía como si
el tiempo se hubiera congelado entre aquel hombre extraño y yo, pero tenia la
sensación de que aquel hombre no era cualquiera…
Llegué a mi casa, no
mencioné ni una palabra sobre aquel ser extraño a mis padres, comí y arreglé
los apuntes para llevármelos a la biblioteca.
Cuando ya tenia todo
arreglado cogí mi libreta de dibujo (no es que pinte muy bien pero es con lo
que me desahogo, algunas veces) y me puse a pintar aquel ser extraño. La verdad
aquello solo parecían manchurrones negros pero eso daba lo mismo, dejé la
libreta encima de mi escritorio y me arreglé para ir a la biblioteca. Baje las
escaleras, me despedí de mi madre y me fui.
La biblioteca no estaría a
más de 15 minutos de mi casa. Llegué a la biblioteca, era bastante grande tenia
4 plantas y cada planta era de una categoría diferente (infantil, juvenil,
adulto, y mayores de 50 años), en cada planta había un guardia que se ocupaba
de que todo estuviera en orden y de que nadie robase ningún libro. Yo estaba en
entre las dos plantas mas altas, adultos y mayores de 50 años que es donde
vienen más libros de historias. Había mesas de esas largas en las que se podían
sentar 20 en un lado y otros 20 en el otro lado. Había hueco de sobra, así que
Lucas cabrá perfectamente, si es que llega a venir.
Había estado estudiando 45
min con mis apuntes ahora tendría que ir a por el libro se llamaba ‘las
crónicas del señor de la guerra’, era un libro de clase que estábamos leyendo y
cuando lo hemos acabado el profesor nos dijo que tendríamos que estudiar el
libro y hacer un examen. Y estoy en ello.
Me dirigí a las
estanterías que empezaran por la letra ‘L’ para ver si estaría por allí el
libro, empecé a buscar. Ya llevaba un rato, casi 17 minutos. Mientras buscaba,
empecé a sentir como una especie de frío que me llegaba hasta lo huesos y que
me llenaba de terror, si viviera en un mundo fantasioso lo describiría como
‘aura maligna’, suena un poco loco pero así me sentí. Aquella aura la sentía
cada vez mas cerca, cada paso que daba me sentía mas atemorizada. Entonces vi
el libro que estaba buscando, lo cojo y de pronto pude ver a ese tipo
encapuchado detrás de la estantería, en ese momento descubrí que esa aura
provenía de aquel tipo. Del susto que me dio pegué un brinco y tiré el libro al
suelo, sonó en toda la planta y puede que en la de abajo también, aquel libro
era bastante gordo.
-¡EH!- miré a la persona
de quien provenía aquella voz que estaba al final de la librería donde yo
estaba.
-¿Si?- dije casi temblando,
aún con el susto y el miedo en mis venas.
-Ten cuidado con el libro,
es muy antiguo.-dijo y se fue.
Era el policía que
vigilaba aquella planta. Mire de nuevo haber si detrás de la estantería seguía
aquel hombre encapuchado, pero no. Fui a recoger el libro, cuando volví a
enderezarme volví a sentir esa aura, otra vez, ese frío y terror juntos de
nuevo en mis huesos, parecía como si estuviese a mi vera pero estaba sola. En
ese mismo instante, alguien me pone la mano o lo que fuese en mi hombro, me giré,
era…
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