Al abrir los ojos me quedé alucinada sin saber que decir.
-Vaya... Es increíble...
-dije. Estábamos en la parte trasera de la casa, la piscina era impecable y el
césped estaba verde y húmedo aunque no llegaba a mojar. Alrededor de la piscina
había unas pequeñas velas, con luz tenue. En el césped había una pequeña mesa
con un precioso mantel.
-¿Te gusta?
-Me encanta. -A Álex le
tenía detrás de mí, así que me di la vuelta y le miré a los ojos. - ¿Por qué
has echo todo esto?
-Eso te lo diré después de
comer. -Álex me cogió por los hombros y me dirigió hasta la mesa.
Nos sentamos en el césped,
encima de unos cojines planos. En la mesita había un plato de ensalada y otro
de Musaka griega.
-¡Musaka! No me lo puedo
creer. Esta comida me encanta, pero es muy complicado hacerlo. No tenía ni idea
de que supieras cocinar.- dije sin poder resistirme al olor que desprendía y
empecé a comer . Él también.
-Es que no sé cocinar.-
dijo Álex avergonzado.
-¿Y quién lo ha preparado?
¿Carol?
-No, Ni siquiera sabe qué
es eso. Créeme, se lo pregunté.
-¿Y entonces?
-Ha sido Tonny.
-Espera, espera, ¿Tonny?
¿El Tonny que conocemos?
-Mmmm.. Me da que sí.
-Vaya es un poco raro. No
tiene pinta de saber cocinar.
-A veces suele aparentar
lo que no es y no aparenta lo que es. -Me quedé pensando... ¿Qué más cosas
ocultaba Tonny?
Al terminar de comer, nos
sentamos al borde de la piscina, metiendo los pies en el agua.
-Todo lo que has echo, ha
sido increíble. Pero dime, ¿por qué lo has hecho?
-Porque... Me gustas.- A
Jessica le costaba respirar al oír aquellas palabras, nunca pensó que se le
declarase.
-¿En serio?
-Si... Y he hecho esta
cena para ti. -Jessica se estaba sonrojando.
Alex estaba cada vez más
cerca de ella.
-No sé que decir.
-No digas nada. Sólo
quería que lo supieras y que pienso conquistarte. ¿Crees que tengo
posibilidades?
-Quizás.
-Eso me basta. -sonrió y
miró la hora.
Era muy tarde. Miró el
Tilage, estaban todas las luces apagadas. Me sentía cansada.
-Alex, ya es muy tarde y
estoy muy cansada. Lo siento mucho pero debo irme.
-No te preocupes, yo
también estoy cansado.- Alex se levantó primero para tenderme la mano y me
levantó.
De pronto Álex perdió el
equilibrio, pero fui yo la que cayó derechita a la piscina.
-¡Ahh! -Al caer, Álex
también se tiró conmigo para poder cogerme.
-Jessi, ¿estás bien?
-Sí, tranquilo. Estoy
bien. -Alex me tenía cogida por la cintura y me estaba acercando a su cuerpo.
-¿Seguro? - me miraba
embobado.
-Sí, si... ¿por qué me
miras así?
-No... por nada... -se
sonrojó. Entonces me di cuenta de que se me transparentaba toda la blusa. Me
ruboricé e intenté taparme con las manos.
-No hace falta que te
molestes... Ya se te ha visto todo... -Me puse mucho más roja de lo que ya
estaba.-Eres adorable cuando te sonrojas. -dice Álex con una sonrisa picarona.
Estábamos muy cerca, tan
cerca... Separados por unos milímetros. Nuestros labios casi se tocaban. Cuando
por fin sus labios rozaron los míos sentí una punzada. Entonces empecé a
sentirme mareada, me faltaba el aire, poco a poco cerré los ojos y la oscuridad
me fue envolviendo...
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